Parecía que el tiempo no pasase mientras hablábamos pero en verdad habían pasado ya un par de horas; a su lado de nuevo caminando por aquel lugar el nombre de bosque de la nostalgia cobraba aun más sentido.
-Has cambiado mucho- dijo Corvus con aire melancólico
-Han pasado cinco largos años, no es para menos, también tú has cambiado- respondí con algo de tristeza al recordar lo acontecido en el tiempo que pasé sin noticias de mi hogar.-¿Cómo te ha ido?- pregunté
-No puedo decir que fuera fácil, me vi solo de repente teniendo que adoptar siempre la forma humana para sobrevivir, pensando que os había perdido a todos. Al tener 19 años no me fue difícil encontrar trabajo, empezando desde muy abajo eso sí; pero trabajando duro he ascendido y ahora dirijo un restaurante y bar en el centro; el Wicked wolf-
-Lo conozco-
-¿Te gusta nuestra comida?-
-Lo conozco, sí, pero nunca he comido allí, no tengo tanto dinero-
-Eso hay que solucionarlo, luego comeremos allí-
-Está bien-
-¿ Y a ti cómo te ha ido?- preguntó interesado
-Yo…- El recuerdo me abrumaba un poco – Tras la confusión de ese día y viendo que no podría quedarme aquí si quería sobrevivir –hice una pausa, me costaba mucho hablar de aquellos días- intenté buscaros a todos pero no os encontré, creí que también habíais muerto así que usé mi forma humana y me dirigí a la ciudad. Intenté salir adelante yo sola, pero apenas tenía 15 años y los servicios sociales me cogieron en un par de días, acabé en un centro de acogida. Estudiaba por las mañanas y trabajaba por las tardes y fines de semana. Hace 2 años salí de allí, ahora trabajo en un parque natural y tengo un apartamento en Cephus.
-En un parque natural eh…- suspiró el – No me extraña nada de ti, no te pegaría estar encerrada en cualquier edificio- dijo mirándome con una sonrisa en la cara – No caces ningún animal en horario de trabajo-
Sonreí, paré de andar y miré al cielo en el momento justo que una fresca brisa del norte corría hacia nosotros, acariciaba nuestro cuerpo y enseñaba a volar a nuestro pelo. Bajé después la mirada al suelo y con una sonrisa algo triste suspiré – Echaba de menos esto- dije mientras levantaba la mirada y giraba la cara para ver a Corvus, pero el ya no estaba allí, estaba varios metros por delante corriendo y riendo.
-¡Vamos Raksha!- exclamo animado –Volvemos a casa-
Dejé escapar una pequeña risa y salí corriendo tras de él, no sabía cuánto iba a durar esa felicidad, pero no quería estropearla pensándolo sin disfrutar de ella.
Casi le había alcanzado, un par de metros más y saltaría sobre él con un abrazo, como cuando jugábamos antaño pero alguien se me adelantó; alguien se abalanzó sobre él haciendo que ambos cayesen al suelo, retrocedí un paso y me preparé para atacar cuando alguien saltó también hacia mí por mi espalda haciéndome caer a mí también.
-Tan despreocupados como siempre, ¿en serio que también vosotros estáis aquí? – Dijo la voz masculina de quien estaba encima de mí.
-Un abracito por sorpresa y ya estáis en el suelo- Dijo quien había saltado sobre Corvus.
Alcé la mirada para saber quiénes eran y porque nos conocían, apenas podía creerlo, ¿Aun éramos más los que quedábamos? - ¡Skädi, Therion!- exclame casi fuera de mi de la alegría, fui yo quien saltó sobre ellos para abrazarlos esta vez –¡Os echaba de menos!-.
Skädi y Therion eran hermanos, ella era un año menor que yo, tenía los el cabello por los hombros y de color castaño con reflejos rojizos y Therion, que tenía el pelo corto y castaño oscuro casi negro se llevaba 7 meses de diferencia con Corvus siendo Therion el menor. Skädi yo nos llevábamos bastante bien, quizás porque éramos demasiado distintas a las demás del clan, no estábamos siempre preocupadas por nuestra apariencia, nos encantaba perdernos y encontrar sitios nuevos donde no habíamos estado nunca y junto a Therion y a Corvus siempre andábamos en líos y aventuras que hacían la vida interesante, aquellos días la sonrisa no se borraba de mi cara. Y encontrarlos de nuevo fue para Corvus y para mi como un aliento de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario