sábado, 1 de octubre de 2011

La hija de Lilith


Therion y Corvus también se extrañaron al vernos volver con un completo desconocido

-¿ Dónde habíais ido?- preguntó Therion

-A casa- contesté yo con tristeza

-¿ A casa?-

-Sí, justo donde nuestros caminos se separaron aquel día, hemos ido al claro de luna

El claro de luna es donde nos reuníamos todos cuando éramos más pequeños era un pequeño claro en medio del bosque con una suave hierba en la que daba gusto tumbarse cada día.

-Ah, ¿y este de dónde sale?- preguntó Corvus mirando a Skädi

-Las vi allí y me acerqué a ver, por cierto soy Driuk, encantado

- Corvus miró a Driuk de arriba abajo y después nos miró  a los demás sin decir nada.

-Es hora de comer, dijo Skädi, vayamos a algún lugar, tengo hambre

- Soy el dueño del Wicked wolf, vayamos allí- respondió Corvus

No mediamos palabra, solo echamos a andar hasta que salímos del bosque y nos encaminamos al restaurante.

 El wicked wolf era muy prestigioso, con un menú compuesto de platos de todos los países del mundo, podías pedir ramen, chucrut, un kebab, carne a la espada, cous-cous, chiftele ; de todo menos cualquier cosa perteneciente a la gastronomía francesa puesto que Corvus odia Francia.

Ya estábamos por los postres y no había comido mejor en mucho tiempo, no solo por la comida sino también por la compañía y el ambiente. Un niño correteaba feliz entre las mesas, no me agradaban los humanos en general pero los niños no tenían culpa de mi odio, en general a todos nos estaba divirtiendo y enterneciendo ver la inocencia del chico ajeno a los peligros como caerse o que le tirasen algo encima, en cierto modo me daba pena saber que los niños acabarían siendo algo tan despreciable como sus predecesores.

Un golpe sonó a nuestras espaldas seguido de un llanto, el niño estaba tendido en el suelo, un hombre lo había abofeteado, ese tipo de cosas entre otras eran las que me hacían odiar tanto a los adultos humanos.

-¿No te han enseñado respeto tus padres criajo? ¡Mira cómo me has puesto!- dijo furioso el hombre señalando su traje, ¿Dónde están tus padres? Me tienen que pagar la tintorería.

Una mano se posó en el hombro de este, una de las camareras con el pelo no muy largo y de color negro estaba apretándolo con fuerza, antes de que el individuo hablase ella apretó más la mano clavando las uñas en su hombro, el dolor y la furia se reflejaron en la cara de él, nos levantamos para interceder pero ella cogió la bandeja y le golpeó con ella en la cara sin siquiera cambiar de expresión.

Soltó a ese hombre y se acercó al niño dedicándole una cálida sonrisa y tendiéndole la mano amablemente.
-¿Estás bien?- Preguntó sin obtener respuesta- Deberías tener más cuidado la próxima vez- dijo sonriendo de nuevo

Skädi se acercó también al niño

-No creo que debas temerla- le dijo al niño mirando a la camarera -Al fin y al cabo se acaba de jugar el puesto y el tipo por ti.

Dos lágrimas más bajaron por la mejilla del niño que se levantó y abrazó a la camarera.

-¡Por supuesto que se ha jugado el trabajo, y lo perderá! Voy a hablar con el dueño, tú no sabes con quien te has metido- dijo el trajeado a espaldas de ambas.

- Lo siento pero veo más que nobles los actos de mí empleada y no voy a despedirla por ello, sin embargo le agradecería que abonara su cuenta y se marchase de este respetable lugar sin provocar más alboroto a no ser que desee que zanje este tema la policía- concluyó Corvus para sorpresa de todos,  pero sobre todo de la camarera que ni por un segundo imaginó que el dueño del lugar tuviese la apariencia de Corvus.

No pareció convencerle el argumento pero el hombre se acabó marchando, por nuestra parte nos quedamos hasta que terminó la hora de comidas, el niño se marchó con sus padres despues de regalarle a la camarera un dibujo en agradecimiento; mientras nosotros comentábamos acerca de lo que había pasado Corvus habló con los empleados.

Ya era la hora de salir y la camarera se acercó a nuestra mesa con ánimo de hablar con Corvus según parecía pero no medió palabra; así que comenzamos nosotros:

-¿Eres Lyra, verdad? Preguntó Corvus

-Sí, gracias por no despedirme pero… no he podido aguantarlo y…- trató de excusarse

-No des explicaciones- la cortó el –Me gusta que mis empleados tengan principios, además no voy a despedir a una excelente camarera y jefa de cocina, quien es la única capaz de preparar el chiftele por un chupatintas prepotente.

Ella se limitó a sonreir

-Lyra… ¿ verdad? -Pregunté

-Supongo, ¿y tú eres…?

-Solo alguien que ha descubierto tu tapadera, pero puedes llamarme Raksha

-¿Descubierto mi qué?

-Qué tú no eres como ellos- respondí

-Tener principios no significa tener algo que ocultar.

-Pero ser un ángel de alas negras en una ciudad de humanos si lo es- dijo Skädi con su típica sonrisa

La cara de Lyra reflejaba una sorpresa demasiado grande, quería ocultarlo pero su cara la delataba.

-No te sorprendas ni tengas miedo, si nosotros sabemos de tu existencia es porque tampoco nosotros somos comunes- continuó Skädi

Yo… mi nombre es Lyra, soy descendiente de Lilith- Balbuceó- Sé que sois lobos, se huele a kilómetros pero no esperaba ni que mi jefe fuese un lobo ni que fuerais a descubrirme, de hecho, oí que no quedaban lobos en esta ciudad.

¡Jajajaja! los humanos ignoran el hecho de que podemos hacernos pasar por ellos, así que es normal que nos crean extintos y que no sepan quién eres- rió Driuk

-Como sea, movámonos, que no me apetece seguir aquí, volvamos al bosque un rato- propuse.

-Creo que tengo una idea mejor- dijo Therion- y estás más que invitada Lyra, es más deseo que vengas- finalizó con una sonrisa

-Acabo de conoceros, no creo que sea buena idea juntarme con lobos de los que no se nada, podría ser una mala jugada- contestó Lyra con aire frío y distante.

-Bueno, en mi opinión mejor con lobos que con humanos ¿no? Además si hubiéramos querido hacerte daño somos más y podríamos haberlo hecho, en cambio pareces interesante ¿Por qué no nos das una oportunidad? Vamos, no somos malos- dije tendiéndole la mano.

No dijo palabra, solo chocó mi mano y seguimos a Therion.