domingo, 25 de septiembre de 2011

¿Un nuevo aliado?


Therion y Corvus no paraban de hablar, Skädi participaba a ratos en la conversación principalmente para corregir sus incoherencias que eran muchas; entretanto yo perdí mi mirada en el horizonte recordando tiempos mejores.

Ignoré la conversación, me levanté y comencé a caminar, sé que Skädi dejó de lado la discusión de nuestros amigos y vino tras de mí pero no me detuve a esperarla ni ella abrió la boca en el trayecto; Therion y Corvus no se si se percatarían de nuestra ausencia pero hicieron caso omiso porque aun cuando ya nos habíamos alejado bastante seguíamos escuchando sus risotadas y alguna voz más alta que otra entonando un “ ¿¡y te acuerdas cuando!?

-No se bien si es que ellos son unos inmaduros o si soy yo quien se deja influenciar demasiado por la melancolía.- dije mirando a Skädi sin parar de caminar

-Bueno, ya sabes como son, la situación tiene que requerirlo mucho, pero mucho para que se pongan serios.
Unos metros más adelante paré y respiré profundamente, Skädi miró alrededor, no pronunció una palabra, no derramó una lágrima pero ambas llorábamos por dentro. Posé la mano en el árbol más cercano a mí, había pasado mucho tiempo pero yo sentía el mismo dolor que hace cinco años.

-Por… su… seguridad… logré balbucear con pena mientras me giraba para mirar a los ojos a Skädi, por la seguridad de los obreros que construían en Cephus dije esta vez con un tono furioso, ¿por su seguridad? Para que no fueran atacados por nosotros… para eso murió toda nuestra familia. ¡odio esa ciudad, odio la gente que habita en ella, odio haber vivido allí !-se me estaba empezando a hacer difícil el controlar mis emociones y cada palabra que salía de mi boca lo hacía aun con más rabia que la anterior- ¡Cobardes! Por miedo destruyeron todo lo que teníamos ¡ ni siquiera saben cómo somos ! hemos vivido entre ellos cinco años, si quisiéramos haberlos matado ya lo habríamos hecho-

Tenía pensado seguir despotricando hasta quedarme tranquila pero algo se cruzó en mi campo de visión. Un joven de estatura media, delgado y pelo negro por los hombros estaba parado delante nuestra, no sabía cuánto tiempo llevaba ahí ni quién era, supongo que por instinto y por ira descontrolada me transformé y hacia él, con una rapidez que me asombró se apartó de mi alcance con un salto, no esperaba que fuera a quedarse quieto viendo como una loba gris de afilados colmillos se abalanzaba con intenciones asesinas pero no esperaba que fuera a ser capaz de esquivarme. Me giré hacia él para atacarle de nuevo pero una loba de pelaje marrón con patas blancas se interpuso en mi camino y me frenó con un gruñido, era Skädi, solo ella podía salir sin pelea de una situación como esa en mi contra. Bajé la mirada y ambas volvimos a la forma humana, para mi sorpresa pero no para la de Skädi el joven ni se inmutó ninguna de las veces que nos transformamos.

-Soy Skädi- dijo con tono amigable y una sonrisa dirigiéndose al extraño.

-Yo soy Driuk- dijo este devolviendo la sonrisa

Recibí un capón de Skädi mientras decía  – Ella es Raksha, demasiado impulsiva a menudo.

-Encantado dijo el tendiéndome la mano
.
-No suelo fiarme de extraños ni aceptar a los intrusos en mi hogar- dije con semblante serio, -y menos si son humanos-

-Lo comprendo, me pasa igual-dijo él con una sonrisa cambiando su apariencia a la de un lobo negro con ojos azules.

Por la cara de Skädi intuí que ella desde un principio sabía que era el chico, en cambio yo había estado demasiado ofuscada por la rabia como para percatarme.

-¿Quién eres? Pregunté cuando volvió a su estado humano

-No creo que me recuerdes, yo tenía 11 años humanos cuando todo esto pasó, por eso aun no tengo mi tatuaje ni estuve nunca con vosotros pero yo soy el hijo del hermano del alfa, como he dicho antes, mi nombre es Driuk.

-Como sea, ¿Qué estás haciendo aquí?

-Todos los años, en este mismo día vengo a caminar por el bosque, a honrar a todos los que hemos perdido y a buscar supervivientes que vengan como yo a encontrar de quien no deban temer mostrar como son.

-Está bien- dijo Skädi –Ya casi es mediodía, busquemos a Therion y a Corvus y vayamos a comer algo; también tu deberías venir con nosotros, tenemos muchas cosas de que hablar los cinco- comentó mirando a Driuk con una cara que dejaba claro que no iba a aceptar un no por respuesta y que yo sabía que no debía discutir si no quería recibir una colleja.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Todo lo que decayó vuele a ser como nunca fue [Parte II]

Parecía que el tiempo no pasase mientras hablábamos pero en verdad habían pasado ya un par de horas; a su lado de nuevo caminando por aquel lugar el nombre de bosque de la nostalgia cobraba aun más sentido.


-Has cambiado mucho- dijo Corvus con aire melancólico

-Han pasado cinco largos años, no es para menos, también tú has cambiado- respondí con algo de tristeza al recordar lo acontecido en el tiempo que pasé sin noticias de mi hogar.-¿Cómo te ha ido?- pregunté

-No puedo decir que fuera fácil, me vi solo de repente teniendo que adoptar siempre la forma humana para sobrevivir, pensando que os había perdido a todos. Al tener 19 años no me fue difícil encontrar trabajo, empezando desde muy abajo eso sí; pero trabajando duro he ascendido y ahora dirijo un restaurante y bar en el centro; el Wicked wolf-

-Lo conozco-

-¿Te gusta nuestra comida?-

-Lo conozco, sí, pero nunca he comido allí, no tengo tanto dinero-

-Eso hay que solucionarlo, luego comeremos allí-

-Está bien-

-¿ Y a ti cómo te ha ido?- preguntó interesado

-Yo…- El recuerdo me abrumaba un poco – Tras la confusión de ese día y viendo que no podría quedarme aquí si quería sobrevivir –hice una pausa, me costaba mucho hablar de aquellos días- intenté buscaros a todos pero no os encontré, creí que también habíais muerto así que usé mi forma humana y me dirigí a la ciudad. Intenté salir adelante yo sola, pero apenas tenía 15 años y los servicios sociales me cogieron en un par de días, acabé en un centro de acogida. Estudiaba por las mañanas y trabajaba por las tardes y fines de semana. Hace 2 años salí de allí, ahora trabajo en un parque natural y tengo un apartamento en Cephus.

-En un parque natural eh…- suspiró el – No me extraña nada de ti, no te pegaría estar encerrada en cualquier edificio- dijo mirándome con una sonrisa en la cara – No caces ningún animal en horario de trabajo-
Sonreí, paré de andar y miré al cielo en el momento justo que una fresca brisa del norte corría hacia nosotros, acariciaba nuestro cuerpo y enseñaba a volar a nuestro pelo. Bajé después la mirada al suelo y con una sonrisa algo triste suspiré – Echaba de menos esto- dije mientras levantaba la mirada y giraba la cara para ver a Corvus, pero el ya no estaba allí, estaba varios metros por delante corriendo y riendo.
-¡Vamos Raksha!- exclamo animado –Volvemos a casa- 

Dejé escapar una pequeña risa y salí corriendo tras de él, no sabía cuánto iba a durar esa felicidad, pero no quería estropearla pensándolo sin disfrutar de ella.


Casi le había alcanzado, un par de metros más y saltaría sobre él con un abrazo, como cuando jugábamos antaño pero alguien se me adelantó; alguien se abalanzó sobre él haciendo que ambos cayesen al suelo, retrocedí un paso y me preparé para atacar cuando alguien saltó también hacia mí por mi espalda haciéndome caer a mí también.


-Tan despreocupados como siempre, ¿en serio que también vosotros estáis aquí? – Dijo la voz masculina de quien estaba encima de mí.

-Un abracito por sorpresa y ya estáis en el suelo- Dijo quien había saltado sobre Corvus.

Alcé la mirada para saber quiénes eran y porque nos conocían, apenas podía creerlo, ¿Aun éramos más los que quedábamos? - ¡Skädi, Therion!- exclame casi fuera de mi de la alegría, fui yo quien saltó sobre ellos para abrazarlos esta vez –¡Os echaba de menos!-.


Skädi y Therion eran hermanos, ella era un año menor que yo, tenía los el cabello por los hombros y de color castaño con reflejos rojizos y Therion, que tenía el pelo corto y castaño oscuro casi negro se llevaba 7 meses de diferencia con Corvus siendo Therion el menor. Skädi yo nos llevábamos bastante bien, quizás porque éramos demasiado distintas a las demás del clan, no estábamos siempre preocupadas por nuestra apariencia, nos encantaba perdernos y encontrar sitios nuevos donde no habíamos estado nunca y junto a Therion y a Corvus siempre andábamos en líos y aventuras que hacían la vida interesante, aquellos días la sonrisa no se borraba de mi cara. Y encontrarlos de nuevo fue para Corvus y para mi como un aliento de vida.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Todo lo que decayó vuele a ser como nunca fue

La lluvia paró de caer, tiempo más tarde algunos rayos de sol ya asomaban por el este sin embargo yo aún permanecía sentada en el alfeizar de la ventana como si no hubiese transcurrido más de un minuto en lo que estaba allí. 

Un sábado sin tener que ir a trabajar y a tales horas de la mañana no tenía gran cosa que hacer pero tampoco tenía ganas de volver a meterme en la cama. Salté hacia el interior de la habitación, abrí el armario, cogí algo de ropa y fui al cuarto de baño. El pantalón del pijama y el sujetador estaban empapados, abrí el grifo de la ducha y deje correr un poco el agua mientras me los quitaba, tras esto me llevé la mano al pelo y me quité el coletero dejando caer mi melena castaña sobre mis hombros.

El agua resbalaba sobre mi piel; era tan agradable sentir agua caliente por todo el cuerpo; en fin la lluvia no me desagrada en absoluto, es más me encanta sentir las gotas acariciar mi cara pero en ese momento una ducha caliente me parecía la mejor idea.

Que sensación de libertad  el notar todo el cuerpo limpio, la verdad es que no tenía ganas de vestirme pero la sociedad lo exige– ¡Mierda, he olvidado la ropa interior encima de la cama!-. Al ir hacia mi dormitorio pasé por delante del espejo del pasillo; era curioso, me veía en el espejo y sabía que era yo,  pero no asociaba esa imagen a mí. Mi cara cambió en cuanto recorrí un poco más mi cuerpo sin ropa con la mirada y vi de nuevo ese tatuaje al lado izquierdo de mi ombligo; era la mirada de un lobo y bajo esta un 13. Me trajo muchos recuerdos; tal vez demasiados, estuve cinco minutos parada mirando el reflejo del tatuaje hasta que me acordé que tenía que vestirme. Fui por fin a la habitación y me puse la ropa interior, me puse unos vaqueros azules una camiseta negra y unas zapatillas deportivas también negras.

Hora de salir de casa, odio estar encerrada entre cuatro paredes, me siento privada de mi libertad. A pesar de que precisamente por ello mi casa es amplia y con grandes ventanas, para mi seguía siendo una jaula, bonita pero una jaula al fin y al cabo; así que usaba la casa para poco más que dormir y asearme.


Me sentía llena de energía, caminé a buen paso calle arriba hasta encontrarme a las afueras de la ciudad y seguí caminando hasta llegar a un frondoso bosque donde pasaba gran parte del tiempo libre que tenía.

Cuando llegué mi ánimo me desbordaba, adoraba sentirme tan lejos de la industrializada, contaminada y superpoblada ciudad de Cephus, aún me gustaba más la calma que me daba su característico aroma a hierbabuena la cual crecía silvestre por doquier. Pero el verdadero motivo porque siempre merodeaba por aquel lugar, es que ese sitio fue mi hogar, y el de toda mi familia, el lugar que dio vida y cobijo a mi clan, el lugar donde nací, aquel que me fue cruelmente arrebatado, tan lleno de recuerdos, y de esperanzas que yo solía llamarlo “ El bosque de la nostalgia” aun tenía recuerdos de cuando correteaba entre aquellos árboles, de cuando pasaba las tardes más calurosas a la orilla del río, o del día que me hicieron mi tatuaje. Ese día, el que creí que estaba siendo el mejor de mi vida, pero que acabe perdiendo todo cuanto amaba.

El sonido de una rama al romperse me sacó de mis recuerdos, busqué con la mirada que podría haberlo provocado, no iba por allí mucha gente aparte  de mi; por no decir que nunca había visto a nadie más en aquel lugar.

-Creí que tu también habías muerto aquel día- dijo una voz familiar a mis espaldas
-También yo me he atormentado pensando que pude ser la única que sobrevivió, Corvus-
-¿En verdad eres tú, Raksha?-
-Sí, así es- respondí quitándome la camiseta y dejando ver mi tatuaje
-Esta marca ha dejado en muchos corazones una esperanza de tiempos mejores; no podemos fallar- dijo el quitándose la camisa y dejando ver en su pecho un tatuaje similar al mío pero este con el número 11.

Una leve sonrisa se dibujo en las caras de ambos


-Tenemos trabajo que hacer- dijo él mientras se acercaba y me abrazaba
-Así es- asentí mientras le devolvía el abrazo y la sonrisa
-Pero por el momento retirémonos y hablemos, ha pasado mucho tiempo- comentó mientras echábamos a andar al parecer sin rumbo fijo.

Introducción ( Despertar del letargo)

Abrí  los ojos y respiré profundamente, estaba en mi cama con las piernas entreabiertas y los brazos casi abrazando la almohada, me dolía todo el cuerpo; pero -¿Qué hora es?- Pregunté en silencio para nadie ya que estaba sola en la habitación. Busqué por al rededor los leds rojos del reloj, las 3:15 am.

Podía oir las gotas de lluvia repicando en la ventana, el ambiente se sentía fresco pero algo estaba mal,-¿Qué es esta sensación?-.

Me incorporé en la cama miré alrededor y esperé a que mis ojos se acostumbrasen a la oscuridad para levantarme. Mis pies descalzos tocaron el gélido suelo, a pesar de la baja temperatura estaba agusto. Caminé hasta la ventana, la abrí y me senté en el alfeizar. Me gustó sentir la lluvia empapandome y mis pies colgando a diez metros sobre el suelo porque algo en mi interior me decía que sería uno de los últimos momentos realmente tranquilos que disfrutaría en mucho tiempo.