domingo, 29 de julio de 2012

Juguete macabro

Estaba crispada, quizás ese viejo nos hubiera ayudado mucho, quizás hubiera salvado a Lyra pero su sola presencia me enfurecía ¿No estábamos ya bastante mal? ¿Era tan dificil contarnos lo que sabía? No aguantaba más, el resto del grupo no le dio importancia, siguieron hablando en el campamento como si nada, preguntaron a Lyra que como se encontraba, debatían acerca de quienes serían los que la acechaban antes... Pero yo no podía calmarme, estaba tan tensa que creí que me explotaria la cabeza. Si salía corriendo de nuevo ellos se preocuparían, y no quería eso, pero no me sentía agusto allí en esos momentos, necesitaba calmarme un poco así que observe un poco todo nuestro alrededor; vi que quedaba poca leña, así que usé eso como pretexto.

-Queda poca leña, creo que iré a por más- dije poniendome en pie
-Te acompaño- Respondió Therion
-No-dije esbozando una falsa sonrisa- no quiero interrumpir vuestra conversación

Apenas llevaría unos dos minutos caminando por el bosque cuando el viejo aparecío a mi espalda

-Dices que son tu familia pero les mientes ¿te parece justo eso?- Dijo el
-Ellos no tienen por que pagar la frustración que me produces- respondí
-Raksha, es posible que este fuera antes tu hogar, pero ya no, estás en un campo de batalla, en primera línea, ante el fuego enemigo y tu te exilias por tu propio egoismo, por ser incapaz de tragarte tu orgullo.
-¿Qué sabes tu de mí?¿que sabes de ellos? te jactas de haber salvado a Lyra pero tienes respuestas que no nos das, dices que no eres nuestro amigo, y tampoco nuestro enemigo, hablas en nombre de la justicia pero ¿ Cómo puedes juzgar lo que es justo ? hay infinitas variables para cada una de nuestras decisiones porque las cosas que nos motivan a tomarlas son muchas y diversas, si quieres darme lecciones de como debería actuar, tal vez deberías preguntarte primero quien soy.
-No hay más que decir por ahora, supongo que hay lecciones que debereis aprender solos, aun sois jóvenes, y os queda un largo camino por andar, te garantizo que estaré ahi para guiaros cuando deba hacerlo, pero por ahora debo dejar que sigas la senda que has elegido, cuando volvamos a vernos espero que hayas crecido.

Volvió a desaparecer entre las sombras, como ya nos tenía acostumbrados; en cuanto a mi, seguí caminando hasta un claro donde me paré a descansar un poco.

La brisa fresca, el color del cielo y los recuerdos se adueñaron de mi, estaba completamente calmada, tumbada sobre la hierba ligeramente húmeda, escuchando como el sonido de mi respiración aportaba un par de notas a la música que creaba el viento; me sentía bien, tranquila y olvidé todo lo malo que me rodeaba; craso error por mi parte.

Antes de que me diera cuenta, aquella pacífica melodía se vió interrumpida por las pedantes palabras de un desconocido. Me bastó un instante para volver a recordar la situación en la que estábamos y prepararme para lo que viniera.

-¡Vaya!- Exclamó el desconocido eufórico- mira, a quién hemos encontrado, la mismísima hija bastarda del cerdo de Velkan, es lo más parecido a la lotería que me ha tocado en la vida.

No contesté, no sabía quien era, pero el sabía quien era yo y su tono hacía notar que no era mi amigo

-¿No hablas?-Preguntó- Mejor di ahora lo que tengas que decir, los muertos no hablan

Corrí hacia él con intención de atacarle, pero fue inútil, en casí una fracción de segundo no solo me esquivó si no que también me golpeó con fuerza en el costado derecho, el dolor era insufrible, no podía levantarme; si buscaba matarme, ya no le costaría mucho

Alcé la mirada hacia el, al tiempo que caminaba hacia mi

-¿Hablarás ahora?- Preguntó
-¿Quieres una súplica?- Mi tono era demasiado arrogante para alguien en mi situación- Lo siento pero lo único que me viene ahora a la cabeza es que el viejo tenía razón

Cerré los ojos y apreté los dientes, pero no pasó nada, sentí la hierba moverse en la posición aproximada donde el desconocido estaba en pie; volví a abrir los ojos, escuche gritar mi nombre, era inconfundible, esas voces, eran inconfundibles para mi, y eso me desesperaba aun más; aquel hombre no era normal y nosotros aun no eramos quien para enfrentarle, moriríamos todos y todo por mi culpa, por marcharme.

Skädi era quien más cerca estaba de el y no dudó en atacarle con dos bisturies que sacó de su chaqueta, mientras hablaba a gritos conmigo, trataba de alcanzar a nuestro enemigo pero era demasiado esquivo.

-¡Raksha, Albyon nos avisó, ¿estás bien?!

Una vez más no pude hablar, estaba llorando de impotencia

El desconocido golpeó a Skädi en la cabeza dejándola inconsciente, entonces Albyon apareció a su lado.

-Deberías presentarte, en lugar de seguir golpeandoles ¿no crees?- Le dijo

Este miró detenidamente a los que quedaban en pie y tras unos segundos habló.

-No es propio de ti, Albyon querer dar las respuestas que no han buscado, pero al ser tu quien lo dice, asi lo haré-dijo el desconocido mientras buscaba algo entre su ropa- Mi nombre es Predare y soy un Elämä, algo parecido a un maestro y vuestra lección comienza ahora. Pero todo tiene un precio y un tiempo.

Cuando encontró lo que buscaba y lo sacó, era una carta, un as de picas, se acercó a mi y la prendió, las cenizas cayeron sobre mí.

-En este mismo momento empieza el juego, si llegais hasta el final juntos, sereis mucho mas fuertes que con vuestros entrenamientos, pero no va a ser fácil, las cenizas de mi carta contenían una potente sustancia tóxica; esta provocará una enfermedad crónica en tu cuerpo, mientras tu adrenalina este alta, tus órganos funcionarán mal y tus sentidos fallarán, si quieres ser útil en momentos como esos, hay una planta llamada Cosmos, hará que los síntomas desaparezcan, incluso incrementará tus reflejos, deberás tomarla cuando los síntomas ya hayan comenzado. En un combate eso es una carga para los demás quienes tendrían que protegerte hasta que tu medicina hiciera efecto. Antes de aprender a luchar, debereis aprender por que luchar.