jueves, 15 de marzo de 2012

Skädi

Adentrados ya en el bosque, no podía si quiera mirar a la cara a mis acompañantes, me sentía tan avergonzada por mi actitud...

Estábamos los siete juntos sentados frente a una hoguera, apenas podía aguantar la presión ¿Qué ideas rondaban las cabezas de todos respecto a mí?

Salí corriendo en un suspiro sin mirar si quiera lo que tuviera inmediatamente delante, ni marcar un claro destino, corrí hasta que mis pulmones rechazaron el aire y mis piernas se vieron incapaces de sostenerme. Allí, en medio de ni siquiera sabía donde me desplomé sobre la hierba; algo durante el trayecto me había herido la pierna, sentía un fuerte dolor en ella.

Fugazmente, vislumbré a unos metros una bufanda morada al vuelo y percibí un tenue olor a vainilla. Skädi, susurré, no podía ser nadie más, aquella bufanda morada era su posesión más preciada, la colonia de vainilla, su favorita.

Ya estaba sentada delante mía cuando alcé la vista, mirándome,

-Como no, soy idiota, hago tonterias que siempre enmienda la chica de la bufanda morada...-murmuré
-Imbécil, deja de pensar en tus mundos y tus paranoias- Se pronunció ella a la vez que me daba una colleja- Deja de huir y vuelve con nosotros- Prosiguió mientras yo me incorporaba con una mueca de dolor
-Ya has vuelto a hacer el burro ¿verdad? a ver, trae, que te cure.

Quizás Skädi y yo nos parecíamos tanto como un huevo a una castaña, pero ella era muy asertiva y empática como para leerme el pensamiento, o eso, o yo era demasiado predecible, en cualquier caso, no me sorprendería que tuviese poderes psiquicos o algo así, era hija de dos grandes sabios de la manada, pero no era la chica erudita e hipersensible que todos veían, siempre llevaba encima todo un equipo de disección, y sabía usarlo, gran motivo para no meterse con ella.

En lo que yo me fumaba un cigarrillo, ella había sanado ya mi pierna, nos quedamos unos minutos más hablando de todo lo acontecido

-Sabía que eras tu quien venía tras de mi- dije en un suspiro
-¿Olor a vainilla?, hehe me encanta la vainilla -dijo ella sonriente
Aparte, dije sonriendo, no mucha gente se hubiera pegado la carrera por mí, la mayoría dirían cosas como: ya vendrá o cosas así, en cuanto oí pasos a mi espalda supe que seríais o tu o Lyra- comenté esbozando una sonrisa
-Lyra venía también, pero se ha topado con aquel anciano ciego.
-Movámonos, busquemosles y regresemos a la hoguera, que hace rasca- dije poniendome en pie todo lo erguida que el dolor de mi pierna me permitió.
-Raksha- me llamó esbozando una semi sonrisa- piensa un poco más, y deja de hacer tonterías

Sonreí, y acto seguido recibí otra de sus collejas amistosas.

Alcé la mirada, se que por mucho que la cague, tengo una hermana pequeña dispuesta a "canearme" antes de que haga algo de lo que deba arrepentirme.